lunes, 18 de mayo de 2009

El es mi jefe.

Ayer, asadne me pidió algo que no voy a decir aquí porque me parece demasiado obsceno, y le dije que no. No podía, y menos con mi jefe. Me sentí mal al contestar a Asadne que no, de hecho acto seguido tuve que ir al baño. Me sentía muy mal, una angustia horrible, y ahí me encontré a mi jefe. Mirando mi escueta minifalda y saboreando con su mirada todos y cada uno de los recovecos de mi cuerpo. Los pechos me aumentaron y entonces, antes de que Asadne tomara mi cuerpo de manera repentina como ya ha ocurrido varias veces desde que comencé a negarme a sus solicitudes, salí corriendo hacia el ascensor. Mi jefe, asustado o excitado, salió en mi busca pero por suerte la puerta del ascensor se cerró antes de que él me atrapase para tener una explosión de orgasmos gracias a su sexo.
Al llegar a la salida ví como mi jefe, justo en ese momento, jadeando, completó la bajada del 5º a la planta baja. Al verme, y llamado por la voz de Asadne comenzó a llamarme casi gritando en medio del Hall de mi departamento de oficinas. Yo, atemorizada por lo que podría ocurrir si seguís uyendo ante tantas caras espectantes llamadas por las voces del mandamás de mi empleo, Me detuve en seco. Dejé de correr y me dirigí de nuevo, esta vez capizbaja y no auyentada hacia el ascensor para tomar rumbo a la segunda planta, al departamento de consergería. Mi jefe montó en el ascensor conmigo, ibamos solo, y en ese momento comenzó a meterme mano y a tocarme como nunca jamás me habían tocado. Y juntos nos dirijimos al cuarto de limpieza. A partir de entonces y como en ocasiones me ocurre, Asadne tomó mi cuerpo y el siguiente recuerdo que tengo es el de estra de nuevo en mi despacho mirándome al espejo para retocarme el pelo.

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